El Escudo del Ecuador no puede ser más hermoso ni más significativo.
Ocupa el cuerpo central el mágico paisaje ecuatoriano, caracterizado por
un nevado majestuoso; El Chimborazo, rey de los Andes, de cuyas nieves
eternas se desprende, cristalino raudal, un río que, al llegar al pie de
la cordillera se ensancha rebosante entre márgenes de exuberante
verdura. ¡El Chimborazo y el río Guayas, Sierra y Costa en una sola
patria!.
Completando la lección de unión y solidaridad sugerida por el paisaje, tiéndase sobre él, el azul, uniforme de nuestro cielo ecuatorial inigualable en limpidez y diafanidad. Además, la opulenta vegetación de las riberas del río y el navío que surca sus aguas hablan de la agricultura y del comercio, principales fuentes de la riqueza nacional. La embarcación que figura en el escudo es una representación exacta del buque a vapor "Guayas" construido en el Astillero de Guayaquil el año 1840, y que se dice fue la primera nave fabricada en la América del Sur.
Especifica el decreto que el buque ha de tener por mástil un caduceo; fue este en la mitología atributo de Mercurio y símbolo de la paz, actualmente es del comercio, consta de una vara rodeada de dos sierpes y coronada de un petazo o sombrero con alas. Cruza el azulado cielo por encima del monte la bandera plateada del zodiaco, símbolo del Ecuador que ha dado nombre a nuestra patria. Lleva en el centro un sol de oro y los signos correspondientes a los meses de marzo, abril, mayo y Junio, a saber, Aries, Tauro, Géminis y Cáncer, lapso en el que duró la lucha nacionalista contra el militarismo extranjero y la dominación Floreana.
Debajo del óvalo del escudo están representadas las fases, que fueron la insignia de los cónsules de Roma. Se componían de una segur rodeada de un haz de varas, y han quedado como un símbolo universal de la dignidad republicana. Encima del óvalo despliega las alas un cóndor, el ave que señorea los Andes ecuatoriales, y que por la gallardía de su estampa, la potencia de su inigualada envergadura, la majestad de su vuelo y la alteza de su remonte, campea como símbolo natural del valor, del esfuerzo, de la energía y de los más nobles ideales. Rodean, por fin, el óvalo, cuatro banderas nacionales entre las que asoman una palma y un gajo de laurel, para recordarnos las glorias de la patria. Fuente nunca agotada de inspiración es, pues, el Escudo Nacional.
Completando la lección de unión y solidaridad sugerida por el paisaje, tiéndase sobre él, el azul, uniforme de nuestro cielo ecuatorial inigualable en limpidez y diafanidad. Además, la opulenta vegetación de las riberas del río y el navío que surca sus aguas hablan de la agricultura y del comercio, principales fuentes de la riqueza nacional. La embarcación que figura en el escudo es una representación exacta del buque a vapor "Guayas" construido en el Astillero de Guayaquil el año 1840, y que se dice fue la primera nave fabricada en la América del Sur.
Especifica el decreto que el buque ha de tener por mástil un caduceo; fue este en la mitología atributo de Mercurio y símbolo de la paz, actualmente es del comercio, consta de una vara rodeada de dos sierpes y coronada de un petazo o sombrero con alas. Cruza el azulado cielo por encima del monte la bandera plateada del zodiaco, símbolo del Ecuador que ha dado nombre a nuestra patria. Lleva en el centro un sol de oro y los signos correspondientes a los meses de marzo, abril, mayo y Junio, a saber, Aries, Tauro, Géminis y Cáncer, lapso en el que duró la lucha nacionalista contra el militarismo extranjero y la dominación Floreana.
Debajo del óvalo del escudo están representadas las fases, que fueron la insignia de los cónsules de Roma. Se componían de una segur rodeada de un haz de varas, y han quedado como un símbolo universal de la dignidad republicana. Encima del óvalo despliega las alas un cóndor, el ave que señorea los Andes ecuatoriales, y que por la gallardía de su estampa, la potencia de su inigualada envergadura, la majestad de su vuelo y la alteza de su remonte, campea como símbolo natural del valor, del esfuerzo, de la energía y de los más nobles ideales. Rodean, por fin, el óvalo, cuatro banderas nacionales entre las que asoman una palma y un gajo de laurel, para recordarnos las glorias de la patria. Fuente nunca agotada de inspiración es, pues, el Escudo Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario